Etimología Del latín ciccum, cosa de poquísimo valor, préstamo del griego antiguo *kíkkos, corteza de granada. Compárese el catalán xic, pequeño, el gallego chisca, pequeña cantidad de algo, el italiano cica, nada de nada, el francés chiche, tacaño, avaro, y el boloñés zeis, garbanzo. Adjetivo - 1
- Se dice de lo que tiene un tamaño reducido o menor en comparación con otras cosas o seres vivos.
- Sinónimo: pequeño.
- Antónimo: grande.
Sustantivo masculino - 2
- Menor de edad.
- Sinónimos: pequeño, nene, niño, muchacho, chaval, cabro, cabro chico, chavo, infante, chicoco.
- 3
- Persona joven, no necesariamente menor de edad.
- Uso: Familiar
- Ejemplo: El chico repartidor de pizzas.
- 4
- Persona de baja estatura.
- Uso: Familiar
- Ejemplo: El chico Zaldívar pudo ser presidente de Chile, de no haber perdido las elecciones primarias con Lagos.
- 5
- Vaso de pequeño tamaño.
- 6
- Una medida de vino que hace 168 mililitros.
- 7
- Medio centavo.
- Uso: En desuso
- Ámbito: Chile
- 8 Botánica.
- Árbol americano de la familia de las Sapotáceas, que da un fruto dulce y suave al paladar.
- Ámbito: Guatemala, Honduras
- Sinónimos: chico zapote, chicozapote, zapote.
- 9
- Ano.
- Ámbito: Chile
- Uso: Vulgar.
Locuciones - bailarín chico
- cabro chico: Niño (Chile)
- dieciocho chico
- pantalla chica: Televisión
- como chico con zapatos nuevos
- chico con grande
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Etimología De moco y el sufijo -oso Adjetivo - 1
- Que pertenece o concierne a los mocos.
- "Las eyaculaciones no son todas iguales. A veces, nuestro fluido es más líquido, otras veces es más denso, concentrado, mocoso." (Pene sano [1])
- 2
- Que tiene las narices llenas de mocos.
- 3
- Se aplica al niño atrevido y malmandado.
- Uso: se emplea también como sustantivo
- 4
- Se aplica al mozo poco experimentado o advertido.
- Uso: se emplea también como sustantivo
- 5
- Insignificante, de ningún valor o importancia.
Sustantivo masculino - 6
- Niño, chiquillo.
- Ámbito: Chile, Colombia
- Uso: coloquial o despectivo
- Ejemplos:
- "Los chiquillos celebraban a más no poder. Algunas veces, dejando inconcluso el cuento, se quedaba dormido ahí misrno y dos vecinos tenían que arrastrarlo a su cuarto. En otras, se levantaba, daba a los mocosos los últimos caramelos, y bamboleándose, se iba conventillo adentro,, […]" (Los hombres obscuros. Guzmán, Nicomedes, 1914-1964. Santiago : Eds. Yunque, 1939. Página 91 [2])
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