La adoración es uno de los actos más antiguos de la humanidad que puede expresar el hombre. En la antigua Roma la adoración significaba un testimonio de veneración hacia una persona o hacia un objeto, cuando se quería demostrar un gran respeto. La expresión física del acto de adoración consistía en inclinar ligeramente el cuerpo hacia delante mientras las rodillas quedaban algo curvadas. La mano derecha tocaba el objeto o la persona reverenciada mientras que la izquierda se llevaba a la boca (en latín ad os, de ahí adoración) y se besaba, mandando el beso al objeto.
Etimología
Del latín passio ("sufrimiento"), derivado de passus, participio perfecto pasivo de patior, patī ("sufrir"), verbo emparentado con el griego antiguo πάσχειν (paskhein, "sufrir") y el sustantivo πάθος (pathos) ("dolor, sufrimiento, condición, muerte").